25 de enero de 2007

El sexo ha muerto, ¡viva el sexo!

Es la hora. Ha llegado el momento. El pasado solo existirá en ti porque ya no hay más futuro para mí. Todo ha conducido a este momento, como una conjura divina o una suma de casualidades. Y a pesar de todo, te deseo, más que el primer día que te vi, cuando aun no me atrevía a tocarte, ni siquiera a hablarte.

Tu voz es un murmullo que me aísla del resto del mundo, que me llama junto a ti, suave, cadencioso, bello, íntimo. Tampoco puedo olvidar cuando te enfadas, casi ruges, con una fuerza destructiva que nadie habría adivinado nunca contemplando tu plácida belleza. ¿Qué embrujo obraste en mí para desear estar siempre junto a ti?

Los dos desnudos, acariciándonos, sintiendo el calor del sol, ¿te acuerdas? Sentirte en mis dedos, en toda mi piel, es un placer; aspirar tu aroma es emborracharse sin beber nada.

Cuando llego a ti, te encuentro tumbada, desnuda, ofrecida, esperándome. Sé que has estado con otros, pero no te aman como yo, no saben descubrir y disfrutar de tus secretos. Siempre me reservas lo mejor de ti y por eso te amo. Noto tu calor, tu textura de seda. Mis dedos recorren tus curvas, trazan dibujos imaginarios. A medida que bajo más, siento tu humedad, regalo salado que deseo. Bajo hasta sumergirme en tu interior y vuelvo al vientre de mi madre, libre, amado, sin problemas, solamente existimos tú y yo. Me muevo rítmicamente, a veces rápido, otras muy lentamente. Me detengo, descanso sobre ti, continúo. Y no dejas de susurrar en mis oídos.

¿Qué más se puede pedir? Que no acabe nunca, que sigamos así siempre, hasta el final del tiempo. Pero mi tiempo se ha acabado, el sol se oculta y tengo que volver a mi mundo, a mis problemas, a mis manías, a escribir aquí cuanto amor siento por ti aunque tú no vas a acompañarme, pues te quedarás ahí, fría, esperando a los demás.

Hoy muero, pero tú sigues viviendo y seré parte de ti porque no seré nadie. Dame un último beso y recuérdame siempre, igual que yo te he llevado siempre en mi pensamiento, aunque estuvieras lejos. Quedan mis cenizas en mi amada playa para siempre, sintiendo el vaivén de las olas, el calor del sol y el olor del mar...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Plas, plas, plas, plas!!!
Me ha gustado, nene. Mucho. :-)

Al final ha valido la pena que te hayas apuntado al concurso este de blogs. Te has vuelto hiperproductivo. Y eso mola ;-)