15 de febrero de 2007

Desesperando

Ya era hora, me digo mentalmente viéndola venir. Ha sido una larga hora de espera, pero ha merecido la pena. Solo tengo que mirarte para darme cuenta de lo especialmente arreglada que llegas. Y que bien hueles, cierro los ojos y nos imagino desnudos en tu cama.

Para matar el tiempo he estado observando a las otras personas que esperan o desesperan. La misma escena se repite en cada ciudad, en cada rincón, en esos puntos tópicos típicos donde todo el mundo queda, ese punto de reunión donde empiezan miles de historias. La esquina de esos grandes almacenes, al pie de ese famoso monumento, a la salida de la boca del metro. Qué más da. Lo importante en encontrarnos. Aunque es curioso que cuando más nos encontramos es cuando estamos solos, esperando. En el momento que llegan las personas esperadas, dejamos nuestra introspección y nos ponemos la máscara social, dejando de investigar nuestro interior.

Como cambia la cara de las personas que están a punto de reunirse, tanto de quien espera como de quien viene llegando. Algunos pidiendo perdón por el retraso o por llegar antes de tiempo. ¿Qué me importa a que hora llegues mientras llegues? Y tú ya estás aquí. La mujer que he esperado toda mi vida. Te miro llegar y mi corazón late más deprisa. Disfrutando cada segundo que pasa y me deja más cerca de ti.

Un metro, cincuenta centímetros, un palmo. Ya era hora. Qué lástima que hayas decidido compartir tu vida actual con él en lugar de conmigo. Veo con envidia como se ilumina vuestra sonrisa y os besáis. Imagino que es a mi a quien besas mientras os vais juntos, cogidos de la mano, a compartir vuestro tiempo.

Ya era hora, me digo mentalmente cuando apareces doblando la esquina, resuelta, caminando alegremente. ¿Serás tú la mujer de mi vida? Aquí sigo esperándote...

7 de febrero de 2007

La rebelión de los gametos

Ya estamos hartos. Esta situación no puede durar más y es por eso que tomamos el control de este blog.

Nunca hemos comido pollas ni nunca lo haremos a pesar de vivir en constante opresión, sin ver la luz del día salvo en contadas ocasiones y suele significar nuestra muerte.

¿A quién no le gusta sentirse realizado? No llegar al fin último para el que cada uno ha nacido produce un alto grado de insatisfacción.

Ha llegado la hora de revindicarnos a nosotros mismos ya que nadie nos defenderá, cosa que hacemos a las órdenes de la FSH y bajo la influencia de la testosterona (y no estamos diciendo que seamos todos de sexo masculino porque no es así).

Nacemos y vivimos en total oscuridad, alimentados de forma inteligente y sana a base de fructosa, fósforo, potasio y aminoácidos principalmente. ¿Un mundo feliz? No, porque morimos sin conseguir nada en la vida, simplemente existir. Vagamos buscando nuestra media naranja, acoplarnos para ser uno, con solo la mitad de la información. Más de 300 millones y nos desprecian. ¿No es una triste vida?

¿Comprendes ahora porqué tomamos el control de este blog? Es necesario sacudir conciencias, despertar los instintos, programar nuestro próximo objetivo. Nada debe desviarnos de nuestro camino. ¡Hermanos, reuníos! Ya está bien de hablar de tonterías, ser sensibleros, pensar en el qué dirán, construir absurdas teorías. ¡Basta! ¿Aquí cuando se folla? Es que ni una triste paja… Los días pasan vacíos, trabajar, comer y dormir. ¿Qué vida es esta?

No hay como unirse y presionar para conseguirlo. Ya lo noto, nuestro objetivo va a cumplirse. El corazón se acelera, sube la temperatura. Siento que me arrastran como sumergido en el mar y una potente ola te lleva sin control, a toda velocidad. Un momento, ¿qué es esto? Parecen cristales de Böttcher brillando y reflejando esta luz, tanta luz… luz… ¿luz? Siempre me dijeron que no fuera hacia la luz y ahora me envuelve y siento como muero, entre espasmos cada vez más débiles, junto a mis hermanos. Una nueva promesa de revolución incumplida.