14 de agosto de 2006

Cadenas

Hoy leía el blog de un chaval de 16 años y en una entrada hablaba sobre el poder de hacer nuestros sueños realidad (lean su blog, escribe muy bien). Por otro lado, un compañero de trabajo dice "¡basta, esta no es la vida que quiero!", se va de la empresa a la aventura, sin nada seguro de ahora en adelante. Miro mi vida, mi momento y me pregunto si es todo lo que quiero.

La verdad es que me siento un poco encadenado. Toda mi vida he tenido la mala costumbre de intentar complacer a todo el mundo, quedar bien siempre, molestar lo menos posible, no destacar. Os remito a los primeros posts de este blog y a cierta gana de montar guerra, de luchar contra lo establecido, pero me siento cansado, como el que se ahoga luego de luchar horas contra el mar cuando ya llegaba a la playa. Supongo que la edad, el tiempo vivido, las experiencias van limando poco a poco el ardor juvenil y las ganas de batalla.

Miro mis manos y me parecen las mismas de siempre, las que me han acompañado toda la vida y me han proporcionado tantas satisfacciones. Pero las miro bien y no son las mismas de siempre, son más viejas, un poco más arrugadas; ya no cicatrizan como antaño, una raspadura, una heridita de nada tarda más de una semana en desaparecer. Y guardan señales de una vida, en cada arruga, en cada marca mal cicatrizada.

¿Cual es mi sueño? O sueños, todos tenemos varios, pero algunos tienen más peso que otros. La verdad es que la mayoría nos marcamos metas materiales: una casa, un coche, un viaje, ... nos parece que una vida mejor se compone de eso y nos olvidamos de la fábula de la camisa del hombre feliz. Admiro a quien tiene el coraje de luchar por sus sueños pero si no es a costa de pisotear al prójimo para conseguirlo, a quien deja todo para cambiar.

De verdad que yo quiero hacerlo pero ¿y mis responsabilidades? No quiero hacer daño a nadie, pero me mueva en la dirección que lo haga, alguien grita ¡ay! ¿Será que no tendré que hacer caso a nadie? ¿Ser egoista y preocuparme solo de mi? Tampoco me parece que sea lo correcto.

¡Qué dificil es todo! A veces me embarga cierto pesimismo existencial, pero al final puede mi lado positivo y sigo adelante, con todos mis sentidos abiertos aunque me duela la vida. Amo vivir, aunque esta no sea mi vida soñada, aunque sea un cobarde que se esconde en la autocomplacencia, aunque mi próximo objetivo sea un viaje, aunque uno de mis sueños sea ver los cerezos en flor en Japón (cuando realmente me gustaría intentar vivir y trabajar allí).

Es más fácil agachar la cabeza y seguir comiendo polla, a la espera de que me toque mucho dinero en un juego de azar y me la coman a mi. Mientras, disfrutaré lo que pueda de mi vida actual.

Dedicado a OSKAR. Que te vaya muy bien en tu nueva vida.

8 de agosto de 2006

Big Bang envidioso

Vaya calor que hace estos días. Apetece hacer cualquier cosa menos estar sentado en una oficina delante del ordenador (supongo que a los que tienen que cavar un hoyo bajo el sol pensarán que yo estoy mejor que ellos pero 1) ellos se ponen morenos a la vez 2) no me llega el aire acondicionado general de las instalaciones). Bueno, al menos me da la excusa para exponerles una de mis tontas teorías que se me ocurrió el otro día mientras miraba a la gente en el autobús.

No recuerdo bien porque me vino la idea, cual fue el detonante, el caso es que pensé que lo del Big Bang que nos vende la ciencia moderna es suficiente explicación para mi, que no necesito un dios creador. Mi teoría favorita es la del
Universo Pulsante (lo que implica creer también en el Big Crunch; parecen nombres de hamburguesas) aunque la NASA diga que tenemos universo para rato. Otra de mis variantes es creer que existe un multiverso (© 1960, Andy Nimmo) que alberga todas las posibilidades a la vez, pero esto me aleja de lo que quería contar.

Al pensar en dios, me vino a la mente la imagen de Adán y Eva en el paraiso (seguramente fruto de ese jueguecito que más de uno debe prácticar en los transportes colectivos al imaginar que pasaría si hubiera un desastre y solo quedaran vivos los ocupantes de dicho transporte... ¿no? ¿solo yo lo práctico?) y di con la clave que explica muchas cosas: Hace 15 millones de años, la humanidad era omnipotente y omniscente.

Solo tuvimos que imaginarlo y toda la creación apareció (algunos crearon con más fortuna y acierto que otros... como me encuentre algún día con el/la que imagino a los mosquitos se va a enterar).

¿Se imaginan a su vecina (no, la que se quieren follar, no, la otra, esa de la eterna bata y de vez en cuando con rulos) o su vecino (si, ese viejito barrigón, calvo peinado con los pelos que le crecen en un lateral y gafas de pasta) metomentodo dotados de omnisciencia? A mi me recorre un escalofrio.

Y no digamos ya de omnipotencia sabiendo lo envidiosos que somos los humanos. Si son adictos a la TV les pongo de ejemplo el anunción de esa marca de coches francesa tan famosa (que no, no sean pesados, no es Renault ni Peugeot, además de que no puedo decirlo porque no me patrocinan) donde salen un niño y niña con poderes mágicos que van convirtiendo un coche en diferentes modelos. Ya se hacen una idea de por donde voy, ¿verdad?

Pues el resultado final a la vista está: Una cabrona (porque, misoginia aparte, seguro que fue una mujer) deseo que su vecina o vecino no fuera más que ella y de ahí una espiral que nos dejó casi sin nada de lo que teniamos. ¿Se dan cuenta ahora porque solo se usa un 10% del cerebro? El resto lo desactivamos nosotros mismo por pura envidia cochina... estooooo... ¿qué estaba yo contándoles?